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lunes, 30 de junio de 2014

La marca, un ser vivo que se alimenta de la personalidad de la PYME


Quizá uno de los primeros conflictos conceptuales que enfrenta el empresario PYME, tiene que ver con la creación de su marca, el diseño de una compañera con la que se espera avanzar en la búsqueda del éxito y a la que es necesario invertirle todo el trabajo requerido para estar seguro de haber tomado la decisión correcta en aras de arar un camino que desde el primer día, se presentará como arduo y escabroso.

Existe gran cantidad de información acerca de los elementos mínimos que la  marca debe contener. Todas son visiones distintitas de un mismo concepto que busca transmitir millones de ideas  a los clientes o consumidores usando para esto una pequeña herramienta, solo una pequeña señal que se constituye en la esencia de todos nuestros deseos e intenciones, la marca. Visto de esta manera, la marca es más que un nombre, un logo o un grafismo. Es eso, es más, es todo. La marca inicia por el empresario mismo, por su personalidad, por su empuje así como por la fuerza con que sea capaz de transmitir esto a la organización y por ende, al producto mismo.

La marca es, entonces, una manifestación de la personalidad corporativa expresada en los elementos percibidos por los clientes o consumidores. Es un error pensar que la construcción de la marca se limita únicamente al diseño de esos elementos visuales. Si esto fuera así, el dilema se solucionaría fácilmente solo contratando a un buen diseñador. La palabra clave es, entonces: personalidad. Este elemento expresado desde todas las aristas del negocio. Su gente, su lenguaje, su imagen corporativa y claramente, sus productos.

En lo referente a los productos, las marcas deben considerar al menos los elementos de construcción básica. El nombre, el grafismo, la mezcla cromática, el logo y las diferentes aplicaciones de la marca misma ante diferentes escenarios. Este último punto abarca mucho más que solamente las consideraciones de diseño, se refiere, específicamente a la personalidad de la marca.

El nombre a escoger debe ser sonoro, corto y fácil de recordar. No se debe pensar que corto, significa de dos silabas. Corto, significa: tan largo como necesario, pero no más que eso. No se trata de buscar expresiones de cuatro o cinco letras. Se trata de no usar más de lo necesario especialmente si no se cuenta con muchos recursos para invertir en posicionamiento. Este nombre deberá ser capaz de recoger la esencia del producto y preferiblemente debería tener una relación con el tipo de oferta que se hace.  Existen millones de marcas en el mundo que no tiene ningún tipo de afinidad con la oferta de producto o expresiones sin significado alguno. Esta opción es válida cuando se cuenta con los recursos suficientes para invertir en el posicionamiento de un nombre que nadie conoce o que no relaciona con el producto. Es decir, con mucho dinero, se podrá hacer entender a los usuarios que una manzana está relacionada con un computador. Por lo general, las PYMES, cuentan con recursos limitados. Una marca que explique de alguna manera que tipo de producto o servicio se ofrece, puede ahorrar camino.


Se recomienda revisar con cuidado las diferentes asociaciones fonéticas que se pueden hacer con el nombre escogido para asegurar que nuestra marca no será motivo de burlas por parte de los clientes. Por ejemplo, la comunidad bogotana pasó de Transmilenio a Transmilleno rápidamente, de Simca a Sin carro, de Nova a no va. Todas estas asociaciones no contribuyen a la marca





El logo debe atraer la vista en primera instancia, no puede ser indescifrable. Menos es más. Mientras más sencillo, mejor. Debemos cuidarnos de no usar elementos que puedan ser interpretados de manera errónea.  Considere los códigos culturales asociados a los colores en la comunidad en la que la marca se moverá. Evite usar astros pues estos pueden tener significados diferentes dependiendo las creencias particulares. A menos que nuestra compañía sea una clínica veterinaria o algo similar, no use animales. Tenga en cuenta nuestra asociación cultural del color rosado con lo femenino, el azul con lo masculino y el morado con lo mortuorio.


Por último y quizá lo más importante, defina la personalidad de la marca. Identifique los escenarios en los que va a usar la marca y más que eso, defina los espacios en los que definitivamente no va estar. No deje esto a las circunstancias. La marca es un ser vivo. Las personas exitosas tiene claro cuáles son los  espacios en los que están dispuestos a convivir y bajo cuales escenarios. Defina lo mismo para su marca. Donde va a estar, con quien va estar y bajo qué circunstancias. De esto se trata la personalidad. Los clientes deben saber que esperar de la marca. El hecho de que los clientes conozcan la personalidad de la marca, no excluye ya posibilidad de que los sorprenda, pero siempre dentro de escenario de posicionamiento de la misma. La clave está en considerar la marca como u ser vivo con fortalezas y aspiraciones pero sobre todo, con una personalidad definida