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miércoles, 23 de marzo de 2016

Esquemas de generación de valor en proveedores industriales e institucionales

Con mucha frecuencia, algunos gerentes de compañías comercializadoras de bienes o servicios para el sector industrial o para negocios de orden corporativo, suelen pensar que por ser productores de materias primas o generadores de servicios institucionales en los que las marcas no son visibles en primera instancia, las gestiones de mercadeo no son relevantes ni son una herramienta que pueda apalancar a una compañía que no expone sus productos en la estantería de un supermercado. Es un gran error pensar que este tipo de labor de marca no impacta a las instituciones que soportan sus decisiones en escenarios de alta racionalidad y con bajos componentes emocionales son efectivamente, un impulsor determínate de la toma de decisión del usuario final.

Los compradores personales, han sido considerados por décadas por los mercadologos, como entes cargados de emociones y de baja racionalidad que compran casi a ciegas e impulsados por estímulos provenientes de experiencias previas, de expectativas o sueños por cumplir. Esta visión del comprador, considera que su mente es manipulable en extremo y que el cliente no es dueño de la fuerza de su emocionalidad ni del impacto que esta pueda tener en sus compras. Es una lectura errada de los elementos que conforman las decisiones de los clientes actuales cargados de información fruto de las diferentes herramientas a las que estos tienen acceso. Hoy en día, son pocos los productos, por sencillos que sean, sobre los que los compradores no han indagado y acerca de los que se han informado hasta niveles y detalles impensables con el fin, intencional o no, de restar peso a la valoración emocional de la compra.

A diferencia de esta visión asociada a los compradores personales, históricamente se ha reconocido que las instituciones o clientes corporativos son entes altamente racionales que toman decisiones sin tener ningún tipo de afecto o refuerzo emocional de cara a una posible compra. Los elementos generadores de información que impactan a los usuarios personales tienen un efecto amplificado en las organizaciones en las que confluyen todos los vectores de decisión y que llegan desde los diferentes puntos de necesidad o de insatisfacción que impulsan una compra. En la gran mayoría de los casos, los funcionarios que hacen tienen el rol de compradores profesionales son la voz de la necesidad corporativa que llega desde diferentes instancias de la empresa; pero sin duda, no son necesariamente la mejor fuente de información a la hora de encontrar la verdadera necesidad y la razón de fondo que motiva la compra. Los compradores de rol, generalmente tienen el poder para tomar decisiones y además poseen el entrenamiento necesario para lograr el mejor negocio posible con su proveedor, pero no necesariamente conocen el detalle de los requerimientos más allá de una ficha técnica de especificaciones que les ha entregado el verdadero generador de la necesidad. Es entonces, que desde el área de mercadeo y en la voz del asesor comercial que se debe buscar el contacto con los verdaderos compradores, ocultos en ocasiones al interior de las fábricas, para hallar esa pequeña luz de emocionalidad que pocas veces se hace evidente en los negocios corporativos pero que siempre asoma para abrir nuevos escenarios de negociación más allá del cumplimiento de una especificación técnica.

El fabricante deberá ser capaz de trabajar en dos direcciones que le den la posibilidad de agregar valor luego de haber cumplido con los requerimientos técnicos y lograr así, abrir  la posibilidad de salirse de los esquemas rígidos de una tabla de comparaciones en las que el precio suele jugar un papel determínante. Deberá tener un profundo conocimiento de los procesos de su cliente hasta el punto que esto le permita ser un asesor del mismo usando su oferta como fuente de eficiencia industrial y por ende, como herramienta de reducción de gastos y costos. La segunda alternativa de valor consiste en conocer a los clientes a las que su comprador le vende los artículos procesados para convertirse en un asesor de su gestión comercial desde el conocimiento sectorial que posee el iniciador de la cadena de abastecimiento. Los nuevos escenarios de colaboración que se abren para los proveedores que adopten esta visión, les permitirán concentrar los esfuerzos colaborativos en espacios de negociación de beneficio mutuo.

Ruben Baena Peña. PhD,MBA

@RubenBaena