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miércoles, 28 de diciembre de 2011

La educación como modelo de desarrollo de los pueblos de América

América Latina es una región que se precia de estar en  desarrollo.  Es esto cierto? Esto podrá ser una realidad, solo en la medida que  se eleven los niveles reales de educación de sus pueblos. La diferencia entre los esquemas de educación que se presentan en el tercer mundo y los países desarrollados se plantean básicamente alrededor de las coberturas logradas por los estados, asociadas a la posibilidad de encontrar espacios para aplicación de lo aprendido.
Tristemente, este esquema  trae consigo una paradoja educativa. Seré más claro al respecto. En los países, como Colombia, en los que las tasas de desempleo a octubre del año 2010, ascienden a 11,5% [1], y aunque vienen en franco mejoramiento, las personas ven en la formación académica una herramienta para no hacer parte de los desempleados. Siendo así, las personas de las clases sociales media y alta, llegan a lograr muy buenos niveles de formación académica, lo que trae consigo a muchos individuos sub empleados dado que el país no logra ofrecer tanto trabajo calificado. El problema de Colombia es de cobertura ya que las clases populares que representan la gran masa de la población, no tienen accesos a la educación básica y mucho menos a la técnica.
Ya desde 1893 en su extensa obra, Durkheim, habla de la responsabilidad del estado frente a la educación de sus pueblos. La considera una responsabilidad inalienable al señalar “…si damos algún precio a la existencia de la sociedad y acabamos de ver lo que ella es para nosotros es necesario que la educación asegure entre los ciudadanos una comunidad suficiente de ideas y de sentimientos sin los cuales toda sociedad es imposible y para que ella además pueda producir ese resultado es preciso que no sea abandonada al arbitrio de los particulares”[2]
Son nuestros estado realmente responsables de de nuestra educación? La otra pregunta que me hago es la siguiente: al margen de la respuesta a la pregunta anterior. Ya sea por incapacidad o por incompetencia de nuestros gobiernos, que estamos dispuestos a hacer como individuos para trascender al estigma al que se nos condena?
Definitivamente no podemos esperar que los gobernantes nos eduquen o que nos pongan la educación en nuestras manos. Buscar los mecanismos para forjarnos como individuos, es nuestra responsabilidad y de eso no podemos culpar a los gobiernos.
Cada uno de nosotros debe buscar un camino, una senda que construirá día a día desde los años en los son nuestros padres los que nos ayudan a abrir espacios. Visto de esta manera, mi opinión es que, sin restar responsabilidad a nuestros gobiernos, somos nosotros los que de manera individual debemos buscar los espacios en los que se den las herramientas que se adecuen a las posibilidades  de cada uno de nosotros.
No podemos permitir que el circulo tortuoso de la ignorancia, que es el mismo de la pobreza, no nos permitan salir adelante. Cual e seste circulo? Funciona así:
“No estudio porque no tengo dinero para hacerlo y como no estudio, no logro mejores posiciones en las que pueda conseguir mejores  ingresos”. Este no es un círculo vicioso. Es mucho más que eso. Es un círculo tortuoso del que solo nosotros mismos podemos salir. Nadie vendrá a sacarnos. Las herramientas están en nuestras manos. Estas son la decisión y la disciplina.
En este sentido, la educación a distancia o la educación virtual, ofrecen un espacio abierto para la ruptura del círculo. Es cierto que estas metodologías exigen una gran dosis de decisión y disciplina pero al mismo tiempo generan espacios diferentes a aquellos en los que las posibilidades de adquirir formación se habían cerrado para muchas personas
A esta altura espero haber logrado hacer reflexionar al lector sobre mi posición. No es excusa habar nacido en el tercer mundo para ser ignorantes; pero no podemos perdonar a nuestros gobernantes por no abrir los espacios del conocimiento.
Yo mismo soy un ejemplo de este esquema. Mi experiencia educativa previa fue al llevar a cabo mis estudios de Maestría con el tecnológico de Monterrey en modalidad virtual. Esto me abrió puertas como docente universitario sin tener que sacrificar las cátedras que ya había conseguido con el riesgo de que al volver de mis estudios, fuera difícil volver a retomarlas y caer en la frustración del sub empleo.
En conclusión. El futuro personal solo está  en manos nuestras y nosotros como los dirigentes del presente o del mañana, somos responsables de la suerte de nuestros pueblos.

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