Pocos momentos generan tanta
expectativa en la vida del ser humano como lo hace la apertura de un nuevo
negocio. La inauguración de nuestro negocio personal solo puede ser equiparable
con el nacimiento de un hijo. Con guardadas y razonables medidas de
comparación, podemos decir que las emociones involucradas en los padres y en
los propietarios de un negocio; son muy parecidas al momento de verlos nacer.
En ambas circunstancias nos llenamos de emociones y de expectativas acerca del
futuro que se nos viene encima. Crecerá sano? Seré capaz de llevarlo por buen
camino para que de los frutos que todos esperamos? En fin, son muchas las
inquietudes que tenemos o que se nos vienen a la mente durante ese nacimiento.
Estas inquietudes lograran amainarse en la medida en la que seamos capaces de
plasmar nuestros sueños en ese escenario etéreo y ambiguo al que llamamos
realidad.
Los sueños corporativos no son
etéreos, por el contrario, son concretos y concisos. Para definir estos sueños
debemos pensar en ese escenario en que deseamos ubicarnos luego de un tiempo
determinado. El lapso de tiempo adecuado para colocar los sueños en el espacio
anhelado depende de la dinámica organización. Debe ser un espacio tan amplio
que nos permita alcanzar a cumplirlos pero no tan lejano que lo perdamos de
vista. Algunos autores estiman que los sueños corporativos se pueden proponer
en un lapso de distancia en el tiempo de tres a cinco años
Los sueños deben estar conformados
por una amalgama de regalos que nos queremos entregar luego de haber cumplido
con nuestras tareas. El paquete de sueños, que no debe ser de más de cuatro o
cinco de ellos, debe considerar los siguientes elementos:
Al menos uno de los sueños debe
encaminarse hacia lo que queremos que nuestros colaboradores sientan por la
organización. En este caso, los valores de orgullo y lealtad juegan especial
preponderancia. Es decir, uno de nuestros sueños puede ser lograr que nuestros
colaboradores se sientan orgullosos de trabajar con nosotros o alcanzar un
nivel de lealtad en nuestros empleados que haga que nuestra compañía se
convierta, de verdad, en una familia.
El segundo de los sueños deberá
orientarse a nuestros clientes. Como queremos ser reconocidos por ellos. Como
queremos que nos vean. Este sueño es de altísimo valor pues orientará nuestro
lenguaje de cara a los clientes. Todas nuestras acciones comerciales y los
planes de comunicación publicitaria deberán ser consistentes y coherentes con
este sueño
El tercer sueño tiene que ver con
nuestros deseos de lucro. Cómo queremos ver nuestros bolsillos al final del
periodo? No debe darnos vergüenza hablar de esto. Al fin y al cabo para eso
fundamos la compañía. Debemos dejar claramente expresado el nivel de
sostenibilidad que esperamos. Esperamos hacernos ricos? Esperamos tener una
compañía que permita que nuestras familias y las de nuestros empleados tengan
un vida digna? Debemos ser claros en el nivel al que deseamos llevar a nuestra
compañía en cuanto a ingresos sin perder la noción de la realidad y las reales
posibilidades de la empresa y de nosotros mismos.
El cuarto de los sueños deberá
enfocarse a definir la posición de mercado que deseamos alcanzar. Debemos dejar
claro si queremos ser líderes de una categoría o si deseamos y podemos ocupar
otra posición. Debemos expresar nuestro deseo o interés de reconocimiento
corporativo frente a nuestros competidores
Una vez se han plasmado los sueños
en un documento formal, es importante que todos en la organización los conozcan y se identifique con ellos. No
los guardemos en un cajón o por el
contrario, no llevemos a cabo la típica acción de enmarcarlos y colocarlos
sobre el escritorio de la gerencia pesando que de esta manera serán
incorporados por todos. Debemos entenderlos y más que eso, vivirlos.
La única manera de predecir el
futuro es construyéndolo y siendo parte de él
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