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domingo, 26 de julio de 2015

Lo que esperan los clientes de sus proveedores

En la medida en  que el nivel de conocimiento  de los clientes ha venido en aumento dado  el fácil acceso que estos tienen a  información general, las expectativas de ellos frente a sus proveedores y en especial, frente a los representantes de estos últimos, ha ido evolucionado al punto que; no son pocos los vendedores que han sentido la manera como esta nueva ola de expectativas los relega hacia un retiro forzado que incluso puede ser anticipado frente a  sus planes previamente trazados. Los usuarios son cada vez más inteligentes y conocedores de los procesos que involucran los productos relacionados con sus necesidades. La Internet, la televisión, por suscripción, los Smartphone y en general, todas las posibilidades de conectividad, han hecho del cliente de hoy, un individuo difícil de satisfacer.



Es común encontrar textos y artículos que hablan de las expectativas de los consumidores frente a las marcas, productos y empresas pero no tanto, frente a lo que estos esperan de los representantes comerciales de las mismas. El cliente de hoy espera que su vendedor:

1.        Sea una persona responsable  con los resultados esperados. Es importante que el vendedor no abandone al cliente luego de haber realizado una venta dando la espalda a los escenarios de uso y consumo del producto ofrecido. El cliente debe sentir la presencia física o virtual de su proveedor; esto le dará confianza y seguridad en la compra y le permitirá sentirse acompañado a lo largo del proceso de consumo.

2.       Entienda el negocio o necesidad. Tiene que ver con empatía racional  e informada. El asesor, debe conocer las reales  motivaciones de compra que están llevando a que se de ese negocio. Lograr ese conocimiento, le permitirá ser realmente un consultor de su cliente, generando nuevamente un clima de confianza esperado por ambos. Atrás quedaron los años de los vendedores “amigos” a los que sus clientes les compraban solo por la relación, dejando de lado, incluso su propia satisfacción.

3.       Esté disponible fácilmente. Sentir la confianza  que el proveedor estará fácilmente al alcance de cualquier eventualidad, será determinante para la decisión y escogencia del mismo.  Ante tantas posibles alternativas de proveeduría que hoy se poseen, pocos elementos como la confianza, 

construyen relaciones sólidas y de largo plazo. Es necesario que el asesor comercial muestre todas las alternativas o vías por medio de las cuales puede ser contacto. En el siglo de la conectividad, no es razonable estar oculto. Aquel vendedor oculto, es simplemente invisible

4.       Resuelva sus problemas. La tranquilidad de sentir la disponibilidad del vendedor ante cualquier requerimiento,  está definitivamente asociada con la necesidad del cliente que quien le vendió un producto, esté ahí al momento de resolver problemas e inquietudes. El cliente necesita sentir realmente el acompañamiento y solo hará recompras a aquellos que han estado con él en cada momento

5.       Este de su lado. Será una resultante de los puntos anteriores. Sin que el comercial pierda la identidad de su compañía, su cliente sentirá definitivamente un aliado; alguien que esté dispuesto a llevar su voz al interior de la compañía, alguien que vele por sus interés aun sin tener un interés evidente.

6.       Diseñe la alternativa correcta. Nada más desalentador al proceso de compra que un vendedor tratando de convencer al cliente que el “camello si cabe por el ojo de la aguja”. El asesor comercial tiene la obligación de ser honesto y claro frente a los reales potenciales del producto de cara a la necesidad planteada. Dado los niveles de información de los clientes, los vendedores que tratan intencionalmente o no, de engañarlos, se pondrán en evidencia y será descartados de primera mano



Este tipo de requerimientos hacia los asesores comerciales también exigen a la gerencia de la PYME un cambio en la manera como visualizan estas relaciones cliente – proveedor. Es necesario que las compañías diseñen estructuras agiles y capaces de dar prontas respuestas a los clientes así como de acompañar en al resolución de inconvenientes pero sobre todo; es estrictamente necesario que tengan en sus líneas a vendedores absolutamente comprometidos con esa relación


Ruben Baena Peña. Phd, MBA
@RubenBaena


miércoles, 1 de julio de 2015

Bienes, servicios o ambos?

Históricamente las compañías, en su interés de simplificar los mecanismos mediante los cuales se presentan ante sus clientes,  han pretendido diferenciar su oferta al mercado clasificando esta dentro de una de dos categorías: bienes o servicios. Por lo general, al gerencia espera que esta clasificación sea tacita y que no requiera de explicaciones para sus clientes o incluso, para los trabajadores de la compañía pues este es  un tema que debería ser evidente y claro desde cualquier óptica u orientación desde la que se mire.

En principio, no debería ser difícil diferenciar si lo que se comercializa es un bien o un servicio, sin embargo, esta aparente clara línea divisoria se hace cada más tenue pues es muy difícil encontrar compañías que comercialicen bienes  tangibles   puros como única propuesta de valor. En la medida en la que la tecnología se pone al alcance de los fabricantes de bienes o que muchos de ellos empiezan a tercerizar  sus métodos de fabricación, los productos tienen la tendencia de estandarizarse en cuanto a su funcionalidad  o calidad básica y se diferencian por las marcas por los elementos propios del servicio que los acompañan. Como claro ejemplo de esto, se pueden observar categorías de tecnología como televisores o neveras. La oferta disponible es ampliamente variada y de calidad y desempeño similar. Los clientes escogen uno u otro artículo por necesidades fundamentales o específicas de tamaño o forma, por  precio o  por la percepción de respaldo o garantía que tengan de cada artículo, pero no porque crean que una marca sea de mejor calidad que otra. 

Esta mezcla entre bienes y servicios no se encuentra específicamente restringida a los bienes puros; de hecho, la histórica oferta de servicios puros, también ha empezado a diluirse en una mezcla de servicios conexos al elemento básico de la oferta. Siendo así, los clientes no están comprando únicamente el bien o servicio puro que hace parte de la oferta de valor. El mercado realmente adquiere una serie de adicionales  al producto mismo que son, típicamente, elementos de servicio complementario.   

Los elementos de apoyo de los bienes pueden estar representados por la existencia de  otros bienes complementarios como lo representa, por ejemplo, la existencia de  repuestos para vehículos o la posibilidad de adquirir accesorios que permitan un upgrade del bien básico. También, los elementos de apoyo al bien, pueden estar representados por  personas que presten apoyo al cliente que adquiere el bien. El típico ejemplo de este mecanismo se videncia en los programas de capacitación que ofrecen algunas compañías a los compradores de un producto

Esta nueva visión del comercio representa una gran oportunidad para la PYME que encuentra un espacio para ofrecer alternativas de soporte en servicios más allá de la oferta fundamental con la que podrá establecer una diferencia con, incluso, grandes compañías que participan en similares categorías. La pequeña y mediana empresa tendrá la oportunidad de acercase más fácilmente a sus clientes y definir esquemas de proximidad que permitan que el mercado obtenga esa percepción de servicio adicional que hará la diferencia por encima del bien o servicio fundamental.

La recomendación es, entonces que la PYME no puede quedarse estática luego de haber  definido la etapa de diseño y producción de su oferta de bienes y servicios; estos deberán ser complementados con los anexos mencionados que aquellos que harán realmente la diferencia en un mundo estandarizado por la tecnología

Ruben Baena Peña. PhD. MBA

@RubenBaena