Las
personas y comunidades alrededor del mundo son un reflejo del contexto donde se
desarrollan y conviven. En biología, una expresión simplificada que suele
emplearse con fines pedagógicos manifiesta que el fenotipo de un determinado
organismo, entendido como el conjunto de características visibles que un
individuo presenta, es igual a la sumatoria de su material genético o genotipo,
más el ambiente —en un sentido amplio, no únicamente visto desde el punto de
vista climático— donde se encuentra el individuo, más la interacción entre el
genotipo y el ambiente. De tal modo, existe una permanente asociación entre
dichos elementos que define las características de un individuo.
Es
posible hacer una analogía con dicha expresión para referirse a las personas y
comunidades. Las características físicas, culturales y emocionales de las
personas responden a la asociación entre los individuos con el ambiente o
contexto donde se desarrollan: condiciones geográficas, demográficas, económicas,
políticas, religiosas, etc. Entender y reconocer este principio es determinante
al momento de abordar una problemática o iniciativa de cualquier tipo, desde
luego incluyendo a los negocios; ignorar este enfoque en el mundo de los
negocios puede conducir a errores por criterio de autorreferencia con
implicaciones negativas de tiempo, dinero y esfuerzo.
Para el
consultor y observador de pequeños datos Martin Lindstrom es claro el principio
de contexto y comparte una de sus experiencias por el mundo —en Siberia, lejano
oriente ruso— en la cual mediante investigación de contexto logró identificar
y asociar “pistas” de la cultura rusa en la búsqueda de una propuesta exitosa
de negocio.
De
acuerdo con Lindstrom, Rusia es un país que tiene muchas cosas de su agrado,
sin embargo, reconoce que la vida en el lejano oriente ruso es difícil y el
clima es extremo, es perceptible un aire de hermetismo, desconfianza, represión,
inconformismo y ausencia de “color”; la observación cercana del contexto y
detalles como la forma de los vecindarios, el aislamiento de las puertas, el
posicionamiento de imanes en los refrigeradores de los hogares, las relaciones
personales dentro y fuera del núcleo familiar, el papel protagónico de la mujer
en la fortaleza y cohesión de la familia, el labial rojo de las mujeres, entre
otras pistas, le permitió definir dichas características. De forma interesante,
la investigación de contexto no le permitió únicamente hacerse una idea de la
cultura del lejano oriente ruso sino que identificó “desequilibrios culturales”
expresados en forma de deseos que fueron la base para la definición de su idea
exitosa de negocio, un medio de comercio electrónico honesto y confiable en
Rusia, “Mamagazín” la tienda pensada y dedicada de las madres rusas y sus
hijos. De esta experiencia se resalta que bajo el análisis del contexto “un nuevo
concepto de negocio tiene sus orígenes en una exageración o desequilibrio
cultural —demasiado de algo o muy poco de algo—. Mediante la recolección de
pequeños datos es posible averiguar cuál es la necesidad y como debe
atenderse”. De tal modo, el enfoque de investigación de contexto tiene
aplicación en diferentes escenarios de las relaciones económicas y de mercado.
Colombia es un país con una diversidad cultural,
geográfica y ambiental que no se presenta en otras latitudes del mundo. Esta
diversidad permite la manifestación de diferentes entornos de negocio con retos
y complejidades asociadas a los diferentes “sub contextos”. El sector
agropecuario del país representa una actividad económica relevante en la
producción nacional, como se deriva de información del Departamento Nacional de
Estadística de Colombia que destaca a la agricultura, ganadería, caza,
silvicultura y pesca como actividades que jalonaron el crecimiento de la
economía del país —para el año 2017 el sector agropecuario tuvo un crecimiento
de 4,9%, por encima del crecimiento promedio de la economía que fue de 1,8%—. La
agricultura y la producción pecuaria no sólo representan actividades que
contribuyen a la economía y seguridad alimentaria de una nación, sino que
también son un medio para la transferencia de saberes ancestrales, la
construcción de tejido social y la generación de nuevos interrogantes de
investigación sobre la riqueza natural disponible.
En el caso de la producción ganadera nacional, es
posible identificar diferentes tipologías (doble propósito, ceba, cría,
lechería especializada) distribuidas en la geografía nacional que responden a
las características circundantes de las regiones donde se encuentran los
sistemas ganaderos; el concepto de tipología se relaciona con la clasificación
de los sistemas de producción en función de su objetivo productivo y estructura
—disponibilidad e interacción de elementos que lo conforman y la relación con
el entorno, particularmente el mercado—. Existen factores adicionales que han
afectado seriamente la actividad ganadera como la fuerte desigualdad,
violencia, pobreza, falta educación de la población rural, corrupción e
insuficientes políticas públicas para lograr mitigar y solucionar dichas
problemáticas. Estas influencias de contexto se expresan en algunos sectores de
productores en forma de inconformismo, prevención, desconfianza y visión
limitada de empresa que se evidencian en la forma de manejar las ganaderías y
la percepción negativa que tienen de las instituciones.
En respuesta a dichas dificultades surgen
posibilidades de cambio mediante el establecimiento de mecanismos de
asociatividad, nuevas formas de comercio —incluyendo medios virtuales—, generación de
productos con denominación de origen, transferencia de saberes y educación bajo
enfoques territoriales, teniendo en cuenta el potencial y fortaleza de los
productores así como su deseo de generar desarrollo en las regiones y bienestar
para sus familias. Por otro lado, es
común en diversos sistemas de producción que los esquemas de gestión y
desarrollo de productos no tengan una visión amplia y vinculen al consumidor
como actor fundamental en los modelos de negocio. Diversas experiencias en el
mundo incluyendo los aportes de Lindstrom sugieren que es importante acercarse
a los consumidores y explorar sus hábitos de consumo para encaminar
efectivamente los esfuerzos de las empresas, como lo han hecho algunas
agroindustrias del país —principalmente del sector lácteo, mediante el
desarrollo de productos funcionales, bajos en calorías, diseños de empaque
prácticos— que han comprendido estos elementos y han sabido aprovecharlos.
Teniendo en cuenta la relevancia del conocimiento y
la educación en la población, el fomento la educación y lectura mediante material
técnico y académico acorde a las características de las poblaciones contribuye en
cierta medida al empoderamiento de las comunidades. Esta actividad es desarrollada
por instituciones, centros académicos y compañías privadas en diferentes
escenarios. En algunos casos es posible evidenciar como el desconocimiento de
las realidades de contexto de las comunidades conduce a que estas iniciativas
de transferencia de información no sean aplicables o no logren el impacto
esperado debido al enfoque de la publicación —nivel de profundidad,
aplicabilidad regional, recursos didácticos, entre otros—.
La
sociedad contemporánea, rodeada de ambientes digitales y globalizados, se caracteriza
por estilos de vida acelerados, de inmediatez, de amplio acceso a información y
desinformación, de dependencia tecnológica —en ocasiones excesiva—, que se
desarrolla en espacios de “ausencia de anticipación” donde es posible realizar
múltiples tareas con tan sólo dar clic. Sin embargo, en el país persisten
regiones donde el acceso a tecnologías de la información como el internet es
nulo o limitado, el porcentaje de penetración de internet en el país se
encuentra alrededor del 63% (Observatorio eCommerce, 2018). Esto no significa
que no sea posible establecer mecanismos de transferencia de conocimiento, se
requieren de estrategias creativas, innovadoras, económicas, prácticas y
coherentes con las realidades de las regiones, con las necesidades y deseos del
público objetivo, lo importante es no aplazar la educación como motor esencial
del desarrollo de una sociedad.
El postconflicto representa una gran oportunidad
para el desarrollo agropecuario de las regiones. Bajo un análisis de contexto,
todo acercamiento entre las comunidades rurales y las instituciones para contribuir
al establecimiento y acceso a oportunidades de emprendimiento y educación, bajo
enfoques de sostenibilidad, acceso a herramientas tecnológicas, equidad y
construcción colectiva —integración de recursos y saberes—, representan medios
para mitigar los impactos de las nuevas formas de violencia, generar bienestar
de las familias involucradas e incentivar el potencial del productor rural en
nuevos escenarios de mercado. De forma similar a las familias rusas, en
Colombia las necesidades, dificultades y expectativas asociadas al contexto
donde se encuentran las personas conduce a que se expresen determinados
comportamientos y manifiesten deseos de cambio, lo que representa una fuente
importante de información que debe ser interpretada y aprovechada con el fin de
generar bienestar y desarrollo para la población.
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