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jueves, 26 de abril de 2018

UNA VIDA UNA PASIÓN UN DESEO: UN CLIENTE LO QUE INCONSCIENTEMENTE QUIEREN NUESTROS CLIENTES. POR Andrea Rodriguez


Conocer a cada persona o cliente en el mundo que vivimos es una cuestión de necesidad, conocer lo que vivieron, lo que viven y los que desean ahora, en este tiempo; para ofrecer una variable de experiencia UN DESEO de producto.

Conocer a cada cliente es una cuestión de necesidad, conocer lo que vivieron, lo que viven y los que desean ahora, en este tiempo donde cada persona tiene expuesta (su vida) a todo en esta era de informática.
No somos conscientes de los pequeños datos que dejamos tras nosotros a diario, los rituales, hábitos, gestos y preferencias que se unen para exponer quiénes somos interiormente.
Organizamos nuestra página de Facebook, posteamos nuestra comida, lo tuiteamos, si nos gusta los platos grandes o pequeños, llenos de verduras o llenos de dulce, que tipos de comidas nos gusta,  no nos fijamos que todos estos datos pueden parecer de buenas a primeras indiscriminados, erráticos y demasiado pequeños para tener demasiada relación con nuestras identidades y no nos damos cuenta que estos “gustos” son lo que definen la personalidad de cada persona.
Como Lindstrom en Siberia vio la vida de las personas de Siberia sobre todo de las mujeres a través de la nueva y desconocida lente de los pequeños datos, y que se encontraban en los pequeños imanes de las neveras o en sus labios pintados de colores, aquí también en nuestro país en nuestra ciudad encontramos pistas reveladoras sobre las personas más cercanas a nosotros, incluidos nosotros mismos. No importa lo insignificante que pueda parecer inicialmente, todo en la vida nos cuenta una historia.
La observación en persona y la preocupación con los pequeños datos es lo que debemos implementar dentro de un mundo preocupado con los grandes datos. La mayor parte de nosotros juzga prácticamente todo en segundos, o minutos a lo sumo. Nos hemos vuelto buscadores espontáneos y respondedores instantáneos. Conforme más servicios y productos han migrado al universo online, y la tecnología nos ayuda a comprender el comportamiento humano en tiempo real a nivel de detalle, mucha gente ha llegado a creer que las observaciones y las interacciones humanas son anticuadas e incluso irrelevantes. La realidad es que no conocemos a nuestros clientes, damos un producto que sabemos compran por necesidad, pero no buscamos las formas de con este producto lograr llegar a un deseo y con esto fidelizarlo a largo plazo.

Así como en Siberia en Colombia la mujer lleva una gran responsabilidad al ser quien domina por tema cultural las riendas de la casa, hace los quehaceres y por ende el mercado. Es quien define que come la familia y cuanto gasto realizará en las compras. Son las encargadas de preparar recetas, y define que marca compra de acuerdo a lo que quiere y al presupuesto que tenga definido. Aunque tenemos todavía este fenómeno machista encontramos también hombres que definen que productos quieren y ya colaboran en los quehaceres y definen marcas pero es todavía la tarea y la mayoría de clientes de sexo femenino.
Determinar qué es lo que realmente desean nuestros clientes para que a la vez podamos averiguar las maneras de proveerlo es la tarea de las empresas de hoy, llegar a llenar esos espacios esos deseos de nuestros clientes con nuestros productos o volver nuestros productos un deseo. Saber que quiere una mujer o un hombre para su núcleo familiar es lo que debemos buscar y saber en la prioridad de las empresas que trabajamos en el retail.

El deseo siempre está ligado a una vivencia de la niñez, a un olor, a un sabor, a un lugar y esto hace que cada persona tenga un hueco que necesita llenarse: un anhelo que quiere cada persona, que lo motiva a comprar a hacer algo y tener un comportamiento consciente o inconsciente. Las mujeres buscan economía y calidad en todos los productos, pero también la aceptación de su grupo social según las marcas o lugares donde realizan los mercados.

El deseo de compra o el deseo en general se manifiestan en cada persona o cliente de una forma u otras muchas veces al día, con incontables caras y apariencias. Puede aparecer como deseo por ahorrar el dinero, o por el estatus, o por la necesidad de pertenecer a un grupo, la necesidad de mezclarse entre los demás o, alternativamente, de destacar, en el mercado aparece en la necesidad de tener salud, optar por una experiencia saludable y retornar al campo y poder seguir disfrutando de la buena comida.
Todas las personas ansiamos la seguridad del pasado lo ecológico y sostenible lo que tenga sabor a campo, lo cual es un deseo, y la promesa del futuro, para nosotros como empresa, el poder  mostrar a los clientes en qué condiciones tenemos nuestros productos desde las granjas y como alimentamos las gallinas para ofrecer en este momento de tanta oferta un producto con bases en la producción de los abuelos pero mejorada desde el punto más importante de seguridad sanitaria.

Debemos trabajar en cada lugar, almacén o barrio una versión acelerada de la antropología etnográfica, o participativa, siendo la diferencia que, logremos esa cercanía al cliente que aún realiza sus compras, conseguir  observar los pequeños datos, y basarnos en las herramientas que nos da la era tecnológica llegando a lo más profundo del ser de nuestros clientes, saber que quieren y sobre todo de nuestras clientas mujeres, conocerlas desde los almacenes buscar el acercamiento y que tengan la mejor experiencia con nuestros productos, mostrándoles con videos como somos y a dónde queremos ir con ellos.

En los almacenes tenemos la ventaja de interactuar con los clientes que mercan, hablar con ellos lograr una relación momentánea con una degustación, lograr sonrisas de las mujeres y de sus familias, conocer cuántos integrantes son, pero los mínimos detalles se lograrían con permiso al poder incluirlos en una base de datos para llegar a sus emails que serían las neveras de Siberia, lograr abrir los cajones del escritorio y los estantes de la cocina, llegarles por medio de recetas fáciles, ideas para unas onces saludables, poder saber de nuestros clientes si tienen gusto a la cocina, si tienen libros, revistas o descargas de internet acerca de comidas, buscar esos pequeños datos, que hacen conocer los deseos profundos y poder hacer un énfasis en lo que más le gusta y proporcionárselos.

Nosotros como proveedores de un producto tan básico nunca nos hemos realizado las preguntas que sugiere el autor: ¿Qué deseos tenemos entre percepción y realidad, entre realidad y fantasía, entre las fantasías conscientes y las fantasías inconscientes? ¿Cuáles son los desequilibrios dentro de una cultura? ¿De qué hay demasiado, o demasiado poco? ¿Qué deseos no están siendo alimentados? Todas estas preguntas enfocadas en el consumo en general y a la vez poderlo enfocar al consumo del huevo.
La tendencia a futuro es no salir de casa abastecerse con domicilios, comprar todo on line buscar satisfacer deseos sin tener la necesidad de salir de casa tenemos por esto una tarea aún más fuerte para que los posibles compradores nos busquen tanto on line como de manera física y lograr llegarles por todas las rutas del comercio de hoy.


Según fuentes de internet, a pesar de que existen 3000 millones de internautas, a pesar del 70 por ciento de compradores online que visitan Facebook a diario, y de las 300 horas de vídeos que se suben a YouTube al minuto, y el hecho de que el 90 por ciento de todos los datos del mundo han sido generados en los últimos dos años, Google, en última instancia tiene solo información limitada sobre los consumidores, según fuentes en retail aunque se tienen bases de datos amplias y con información de gustos de compra no se conoce íntimamente que impulsa a un comprador a elegir una u otra marca además de buscar calidad, esto es lo que debemos analizar cuando nos da la oportunidad de hablar directo con cada cliente.
Para nosotros como proveedores de productos de la canasta familiar en este momento es clave ser parte del mundo On Line, debemos trabajar de la mano con los domicilios y/o Apps dedicadas a facilitar los mercados a la generación que no sale de la casa y buscar como hacer que su experiencia sea gratificante, como lograr llegar a sus casas cuando no son ellos quienes realmente compran sino los intermediarios, para esto nos toca enamorar primero a estos terceros con nuestros productos y facilidad de encontrarnos en los almacenes y así llegar al consumidor final.

Así como no hay casi fuentes o no se sabe casi nada sobre lo que en verdad nos motiva a comprar, actualmente las empresas debemos buscar métodos para hacer lo que los investigadores de pequeños datos han estado haciendo durante años, buscar detalles que enamoren a los clientes con nuestra marca que la haga parte de su cotidianidad llenando espacios de salud y de gusto.
La mejor y más cercana aproximación de quiénes somos como humanos proviene de mezclar nuestras identidades online y offline, y de combinar grandes datos con pequeños datos. Teniendo en cuenta que el 90 por ciento de lo que la gente transmite en una conversación son señales no verbales, nuestras identidades más verdaderas pueden encontrarse estudiando quiénes somos en nuestras vidas, culturas y países reales. Este amalgama de gestos, hábitos, filias, fobias, dudas, pautas del habla, decoraciones, contraseñas, tuits, actualizaciones de estado y más es lo que debemos buscar y tener muy presente, esos pequeños datos.

La misión de nuestra empresa y mía como responsable de marca es estar alerta, o completamente despierta, al mundo que hay alrededor de nosotros, incluirnos y ser parte de todas las nuevas opciones, buscar el acercamiento al cliente y hacerle ver los avances en los nuevos métodos de crianza de las aves para una agricultura sostenible y con esto un mejor producto a un precio adecuado, así mismo lograr mediante el lineamiento digital evidenciar a los clientes de nuestra propuesta.

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