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domingo, 10 de febrero de 2019

LA IMPORTANCIA DE COMPRENDER LA NATURALEZA DEL VENDEDOR PARA LA ELABORACIÓN DE UN PLAN DE INCENTIVOS. Por Luis Cardona


Uno de los grandes propósitos de cualquier programa de compensación e incentivos para un equipo de ventas, radica en estimular e influir en la fuerza de ventas positivamente, para que esta trabaje en la consecución de los objetivos comerciales, además de asegurar, establecer y mantener relaciones de largo plazo y rentables con sus clientes. Teniendo en cuenta esta afirmación, se puede evidentemente controvertir la idea de aquellos que aseguran que no es necesario plantear concursos ni incentivos adicionales para los asesores comerciales pues se les paga para cumplir con sus metas al 100% y sus cumplimientos extras están compensados por sus comisiones.

Es por esto que en el siguiente ensayo se pretende justificar mediante la naturaleza económica y racional del ser humano y partiendo de las necesidades que buscan ser satisfechas por el individuo, además de la naturaleza altruista del vendedor, que no solo los incentivos de carácter monetario como las comisiones, son suficientes a la hora de diseñar un plan de incentivos para la fuerza de ventas que soporte la consecución de objetivos de ventas.

Homo Economicus

Retomando los conceptos básicos de la Administración, específicamente el enfoque de la administración científica, la cual abarca teóricamente la organización racional del trabajo. Ésta conceptualiza el término del homo economicus con el cual se afirma que “… toda persona está motivada únicamente por recompensas salariales, económicas y materiales …las recompensas y los premios por producción influyen profundamente en los esfuerzos individuales en el trabajo y logran que el operario llegue al máximo de su capacidad”.  (Chiavenato, 2007, p 54). De este enfoque tradicional, es supremamente relevante tomar los tres tipos de recompensas mencionados: Salariales, Económicas y Materiales.

Las recompensas salariales, dentro de las cuales se encuentran las comisiones, puede afirmarse que son el tipo de estímulo o incentivo más simple al cual pueden recurrir los gerentes de ventas para que un vendedor, pueda alcanzar su cuota en términos de volúmenes o dinero de un periodo especifico.  Sin embargo, no son los únicos incentivos útiles en la búsqueda sin fin de relaciones rentables y de largo plazo con los clientes. Por ejemplo, no resulta descabellado pensar en la implementación de una recompensa económicas o material (separados de las comisiones) para: aquel vendedor que logre mejorar la rentabilidad de las ventas efectuadas durante un periodo de una línea de productos determinada, o para aquel vendedor al que sus clientes le otorguen unos altos índices de calificación en satisfacción y servicio prestado, o para aquel vendedor que desarrolle un nuevo negocio que garantice y refuerce la posición competitiva de la empresa con un socio estratégico y que garantice el establecimiento y continuidad de las relaciones por más años con dicho cliente. Si bien estos tres ejemplos son generalistas y no son desarrollados a profundidad, responden a aquel objetivo inherente de las ventas, de desarrollar relaciones rentables y de largo plazo.

Resulta entonces importante, antes de la implementación de cualquier incentivo no salarial, verificar si se está respondiendo a algún objetivo especifico del periodo o si se está respondiendo con algún objetivo trascendental de las ventas, ya que la implementación por defecto mal planeada de un plan de incentivos sin control y sin calidad puede causar un efecto adverso en la fuerza de ventas, además de un detrimento de la rentabilidad global del negocio.

Maslow y la teoría de la Motivación

Además del componente de dependencia económica, el ser humano a su vez es un individuo con un sinnúmero de necesidades que satisfacer. Un plan de incentivos que no se encuentre adecuadamente dirigido a la fuerza de ventas en función de sus necesidades y motivaciones, se convertirá en un desperdicio de recursos y esfuerzos para la compañía. Es por lo tanto una tarea fundamental del gerente de ventas con ayuda del departamento de recursos humanos, evaluar cuales pueden ser aquellas motivaciones y necesidades que son el detonante para generar en la fuerza de ventas una motivación adicional. Esta tarea puede ser tan fácil o tan compleja, según la variedad, cantidad y naturaleza del equipo de ventas y la sensibilidad que la compañía posea sobre su fuerza de ventas.

A manera de ejemplo, no puede establecerse el mismo plan de incentivos para vendedores que promueven productos de consumo masivo a un canal TAT, que para un grupo elite de KAMs que promueven productos técnicos a canales industriales. Aunque ambos son perfiles comerciales y su objetivo final es ejecutar la venta y cumplimiento de cuotas, el perfil de los mismos tiende a ser bastante diferente y sus necesidades momentáneas también difieren.

Maslow en su teoría de la motivación humana abarcan 5 dimensiones dentro de las cuales clasifica las necesidades en cinco escalones, donde se supone deben ser satisfechas en primer orden las primarias y posteriormente las secundaras para satisfacer la de orden superior. Estas son: Necesidades Fisiológicas, Necesidades de Seguridad, necesidades de amor y pertenencia, Necesidades de Estima, Necesidades de Autorrealización.
De lo anterior, un plan de incentivos enfocado al primer grupo de vendedores TAT, podría usar como instrumento de motivación, la garantía para los vendedores de necesidades Fisiológicas o de Seguridad, que por ejemplo suplan vacíos de confort físico en el hogar para el vendedor y sus familiares, que tiendan a mitigar condiciones de inseguridad en el desarrollo de sus tareas o que tiendan a garantizar la estabilidad en el empleo. Por el contrario, el grupo elite de vendedores, se da por sentado que sus necesidades más básicas están cubiertas y se sentirá más motivados si el plan de incentivos involucra el reconocimiento en público de sus resultados obtenidos, la participación en decisiones estratégicas para la compañía, o la promoción interna en su compañía o por ser reconocido públicamente.

Lo realmente interesante de este enfoque de las necesidades, radica en que, si bien existen necesidades que pueden ser satisfechas por dinero vía comisiones, existen otras necesidades de la fuerza de ventas que el dinero no puede comprar o que serán mas valoradas por un vendedor si son materializadas directamente por su empleador o gerente de ventas, justificando la consecución de resultados por sus propios medios. “Lo más recomendable es ofrecer experiencias o artículos que perduren en el tiempo y que el trabajador pueda llevar a casa y compartir con la familia que también valorará el logro obtenido” (Baena R, 2015).

El altruismo del vendedor

Como ultimo componente, es pertinente hacer énfasis en el altruismo del vendedor. No se puede dejar a un lado el hecho de que el ser humano es u individuo que, como reacción a su supervivencia, busca el beneficio económico en sus actividades para satisfacer una serie de necesidades de diferente orden, no obstante, quien decide ser vendedor por vocación o profesión, es altruista por naturaleza.

El altruismo, que puede definirse como aquel estilo de vida para servir constructivamente a otros o como aquella tendencia a procurar el bien de las personas de manera desinteresada, incluso a costa del interés propio. Ello básicamente fundamenta la vocación de servicio o lo que comúnmente se denomina como la orientación al cliente. El sacrificio personal involucrado en la actividad de las ventas en beneficio de otros, en este caso de la compañía, es otro de los componentes de dicho altruismo que se traduce como un contrato implícito de compromiso y entrega que se suscribe con el equipo de ventas del cual se hace parte y con la compañía.

Dicho altruismo, que es alimentado por los beneficios económicos o comisiones que se derivan del cumplimiento o no de la cuota. Sin embargo, la naturaleza altruista del vendedor, casi nunca superpone necesidades básicas e innatas al ser humano sobre un salario o beneficios económicos. Se complementan coherentemente y pueden ser potencializados con un adecuado plan de incentivos no salariales.

Es entonces que, desde estos tres puntos de vista manifestados, partiendo de la naturaleza económica e interesada del ser humano, pasando por inminente la satisfacción de diferentes jerarquías de necesidades y reconociendo la esencia altruista del vendedor, se deja evidencia del porque si bien las comisiones son básicas para motivar y compensar a un vendedor, estas nunca serán suficientes para motivarlo al 100%. Se requieren de una serie de incentivos adicional que pueden ser económicos, pero que a su vez también deben estar acompañados de beneficios materiales y e intangibles para garantizar y fomentar el cumplimiento de su misión comercial.





BIBLIOGRAFIA

Baena Peña, Rubén. (2015). Concursos y planes de incentivos para vendedores como herramienta fundamental de la consecución de objetivos. ¿Como diseñarlos? Running Business. Recuperado de http://runningbusinesses.blogspot.com/2015/04/concursos-y-planes-de-incentivos-para.html


Chiavenato, Idalberto (2007). Introducción a la Teoría General de la Administración. Séptima Edición. México DF. Editorial Mc Graw Hill

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